Opinión Sala de Prensa
El desafío es la integración
La Tercera
18 | 11 | 2013
por Cristián del Campo, Andrea Tokman R.
En poco tiempo hemos alcanzado un consenso notable. Hoy ya no sólo hablamos del déficit cuantitativo de viviendas, sino del gran déficit cualitativo que enfrentan cientos de miles de familias vulnerables en nuestro país. El mismo Presidente Sebastián Piñera, en su último discurso del 21 de mayo, no se refirió a las más de 30.000 familias que no tienen techo y que viven en campamentos -silencio poco entendible ante una realidad tan grave-, pero sí lo hizo con aquellas que sí tienen techo, pero uno ubicado en verdaderos guetos de pobreza. Este consenso, e iniciativas como las demoliciones y subsidios de segunda oportunidad que comenzaron a ser implementadas desde el Minvu, son una gran noticia.
Que la vivienda sea comprendida no sólo en referencia a su materialidad, sino que a una mirada más urbana y social, es un tremendo avance. Hoy en Chile existe cerca de un millón y medio de personas que viven en verdaderos campamentos de cemento, donde no sólo el deterioro de las viviendas es importante, sino donde se suman problemas del barrio, como la falta de equipamiento comunitario, el tratamiento de basura, las escasas áreas verdes, la lejanía y conectividad con la ciudad, la falta de servicios públicos y de comercio, así también como la existencia de problemas sociales graves como el narcotráfico y la inseguridad asociada a ese fenómeno. Por eso, la reciente demolición de departamentos en la villa Francisco Coloane de Puente Alto, van en la dirección correcta. Habrá que avanzar complementariamente con inversión en infraestructura comunitaria, además de todo lo que “acerque la ciudad” a estos barrios. Adicionalmente, un plan de rediseño “inteligente” es fundamental para prevenir el crimen, sea a través de luminarias, trabajo con los “límites” de los barrios, apertura de circulaciones y amplitud visual; pero, sobre todo, en un trabajo más y mejor coordinado entre el Minvu, Ministerio del Interior y las policías.
En paralelo debemos saber cómo aseguraremos que las nuevas viviendas se incorporen a la ciudad. El actual subsidio de localización debe tener criterios más exigentes y objetivos, definiendo polígonos según parámetros claros, que den cuenta de condiciones efectivas de conectividad y abastecimiento de servicios y trabajo. También hay que revisar con verdadera voluntad el actual límite urbano, pues mantener el status quo es seguir llevando a los más vulnerables a ciudades dormitorio. Podemos ampliar la zona urbana de modo condicionado, incorporando el pago de los costos de la conectividad y una cuota máxima de viviendas sociales. Al mismo tiempo, resulta fundamental avanzar en una política de arriendo de vivienda social que otorgue más flexibilidad y mejor ajuste a las necesidades del ciclo de vida de las familias.
Pero no basta con acercar la ciudad a los que hoy viven marginados de ella. El mayor cambio, el más desafiante y revolucionario, es apostar por la integración de distintos grupos socioeconómicos. Si creemos que esto es no sólo deseable desde lo urbano, sino desde la sociedad que soñamos, entonces debemos jugarnos por proyectos de integración social, otorgando, por ejemplo, incentivos para permitir densificaciones condicionadas a la integración social. Estos proyectos han probado ser posibles y exitosos, alentando a familias no vulnerables a vivir con familias de menores ingresos, en la medida que haya claridad en las reglas del juego para los desarrolladores inmobiliarios, trabajos de diseño de fachadas, reglas de convivencia y cuota máxima dentro del mismo conjunto.
Todo lo anterior es posible. Depende de dos cosas. Primero, que lo consideremos deseable. Nosotros creemos que lo es. Pero también, todo lo anterior dependerá de una institucionalidad más territorial, con atribuciones efectivas que logre pensar integralmente la ciudad en que vivimos y unos barrios más heterogéneos socialmente. Alcalde Mayor, Intendente democráticamente electo, integración del Minvu con Bienes Nacionales, con Obras Públicas y con Transporte. Alternativas hay. Depende de cuánto queramos lograr este objetivo.