Opinión Sala de Prensa
Carta abierta a la futura Presidenta de Chile
El Mercurio
26 | 11 | 2013
“Un reto central de Chile es cómo crecer más y, al mismo tiempo, asegurar la derrota de la pobreza y mejorar más rápidamente en equidad. Nada más inspirador que comparar la experiencia de Chile con la de otros países…”
Me permito dirigirme en esta columna a la futura Presidenta de Chile; a la ganadora en la segunda vuelta de elección entre dos mujeres excepcionales. Me dirijo a Ud. con el orgullo que sentimos los chilenos por ser nuevamente una mujer la que liderará nuestro país y con el respeto que merece su valentía por conducir un país que ha avanzado mucho, pero que también enfrenta grandes retos.
Un reto central de Chile es cómo crecer más y, al mismo tiempo, asegurar la derrota de la pobreza y mejorar más rápidamente en equidad. Nada más inspirador que comparar la experiencia de Chile con la de otros países, en sus sendas de ingreso promedio y distribución del ingreso en los últimos 25 años.
Tanto en China como en EE.UU. el crecimiento ha sido alto, pero el ingreso se ha concentrado notoriamente. Suecia y Alemania han crecido y convergido a una distribución bastante igualitaria. Turquía y Chile han mejorado en niveles promedio y en la distribución de su ingreso, aunque los avances distributivos han sido modestos y, en el caso de Chile, la concentración es aún alta.
Chile enfrenta riesgos: mejorar en una dimensión pero sacrificando el avance en la otra. Por tanto, el reto de nuestro país es avanzar más velozmente, tanto en crecimiento como en la distribución de los frutos del crecimiento. Estoy seguro, Sra. Presidenta, que Ud. intentará acelerar el tranco del país por esta senda de desarrollo virtuoso.
Un amplio consenso identifica hoy tres prioridades para el siguiente gobierno: energía, educación y seguridad ciudadana.
Impulse el desarrollo de una matriz energética amplia de un conjunto complementario de fuentes energéticas, incluyendo el gas esquisto, las energías renovables, la gran hidroelectricidad del sur y la energía nuclear.
Implemente una revolución en la educación, que asegure que los niños de hogares de ingresos bajos y medios logren alcanzar la misma calidad en educación que alcanzan los niños de ingresos altos. Que la educación sea gratuita para quienes no pueden pagarla, desde la sala cuna hasta cuarto medio. Evalúe utilizar el lucro y el copago como posibles instrumentos útiles para lograr una educación de calidad y para ahorrar recursos fiscales, al mismo tiempo fomentando la desegregación educacional.
No regale los recursos del Estado en subsidiar la educación de los ricos. Ni elimine el crédito de la educación superior, porque los profesionales ganan más del doble que los egresados de enseñanza media, pudiendo pagar sus deudas si los plazos son largos y las tasas adecuadas.
La delincuencia es, en general, el problema N° 1 señalado por los chilenos desde que se hacen encuestas. Enfrentarla también requiere de una revolución integral, que combine prevención más efectiva, investigación y persecución penal eficaz, y programas para capacitar, rehabilitar y reinsertar a ex condenados. Y considere que la ilegalidad de las drogas, en Chile y en el mundo, no ha impedido el crecimiento del tráfico y del consumo de drogas. Además la ilegalidad contribuye significativamente a la delincuencia, requiere de crecientes recursos fiscales y es médicamente incongruente con la legalidad del alcohol y el tabaco. Lidere aquí otra revolución: declare perdida la guerra contra las drogas ilegales. Adopte una estrategia para su legalización parcial en el largo plazo, en coordinación con el resto del mundo, que ya está avanzando en este tema. Además, endurezca el acceso de los jóvenes a todo tipo de drogas y destine más recursos al tratamiento de adicciones.
Por supuesto, hay otras áreas de reformas que requiere Chile con urgencia. Fortalezca el crecimiento vía mayor ahorro e inversión y, especialmente, creando condiciones para volver a crecer en productividad, fomentando el emprendimiento, la creación y el cierre de empresas, la formalización de la economía, la privatización de partes minoritarias de empresas públicas, la inversión pública, las concesiones privadas, la adopción de una Comisión de Productividad.
Promueva la equidad a través de reformas sociales efectivas y eficientes, que hagan una diferencia en la vida de la gente (como fue la reforma previsional de 2008). Si Ud. requiere de más recursos fiscales para su programa, implemente una reforma de impuestos que cuide tanto la equidad como la eficiencia del sistema tributario.
Impulse reformas constitucionales necesarias (adopción de un régimen parlamentario, descentralización regional, reemplazo del binominal) a través del Congreso.
Lidere una reforma laboral integral, que combine mayor flexibilidad laboral con mejor capacidad de negociación laboral para los sindicatos y subsidios mayores para la mujer trabajadora. Promueva menor segmentación social en las ciudades e incentivos fuertes para bajarnos de los autos y subirnos al transporte público y a la bicicleta.
Casi todo lo anterior (pero no todo), y mucho más, está en las “95 Propuestas para un Chile mejor”, en www.95propuestas.cl.
Por usted y por Chile, le deseo todo el éxito posible en su futura Presidencia.
PD. Por último, sugiero que Ud. amplíe las Becas Chile para que los termocéfalos y populistas de uno y otro bando cursen posgrados en sistemas políticos comparados. Que residan y trabajen por varios años en las clepto-geronto-pluto-kakisto-cracias de las dinastías Kim y Castro, para luego pasar un año en alguna democracia desarrollada y justa de su elección, como Australia, Nueva Zelanda, Canadá, Alemania, Suiza o un país escandinavo.